domingo, 28 de junio de 2015

Don Eduardo Seferian, un marca registrada convertida en leyenda

Cuando en los objetivos, sueños o un simple anhelo se pone pasión y mucho trabajo siempre hay réditos gratificantes, incluso muchas veces más importantes que los resultados positivos que uno espera. Y así vivió sus 88 años, Eduardo Seferian, sobre todo desde sus jóvenes años cuando llego a Corrientes desde Rumania. Con padre de origen armenio y madre británica, fusionó esos genes y capitalizó en uno de sus amores más cuidados y protegidos: en 1952 fundó el Club Social y Deportivo Tipoití, que meses después pasaría a llamarse Deportivo Mandiyú por un reglamento de la Liga Correntina de Fútbol que no permitía nominar a clubes con nombres de empresas. Sin saber que abrían una historia sin fin, una fusión que excede el mito, Seferian y Mandiyú son leyendas.


“Mandiyú significa una forma de vida, donde importan sobremanera los valores morales y éticos”, simplificó el mismo Seferián cuando comenzó a caminar con este desafío deportivo.
Pero todo se desprendió de la gran firma industrial Tipoití S.A.T.I.C, una de las hilanderías más importantes de Sudamerica y que en sus mejores años contaba con más de 1200 empleados y producía más de 120.000 kilogramos de hilados por mes. Con esos números y la apuesta familiar, Eduardo comenzó a cumplir sus metas deportivas.
Llevó de la mano la pasión del fútbol (Deportivo Mandiyú fue su estampa) junto al golf (fue socio fundador del Golf Club Corrientes), confirmando la faceta más conocida de este descendiente de armenios y británicos que ideó procesos ganadores y tuvo participación activa con la fábrica y sus negocios: “Lo nuestro fue una escuela de vida, integramos obreros, empleados y directivos. Durante años, nuestras exigencias se constituyeron en un ejemplo y fuimos mirados por todos, especialmente por AFA. Siempre quisimos avanzar, cada año superarnos”, me dijo a mediados de 2013 en la última comunicación telefónica que tuve con Eduardo; ya daba pocas notas, incluso se destaca en internet una entrevista que le da a la televisión armenia en ese mismo año.
Sus últimos años los pasó en Buenos Aires (con escapadas cada vez más esporádicas a Punta del Este), incluso su última visita a su “Corientes” (siempre lo pronunció con una sola R, era su característica) fue en 2010 cuando por enésima vez promovió el Torneo Tipoití de Golf y él era (jugador) anfitrión en la entrega de  premios. Problemas en su cadera lo iban sumergiendo en su hogar y se mostraba muy poco.
Pero fue un hombre brillante. Estuvo siempre cerca de uno de sus sueños deportivos más importantes: poner a Deportivo Mandiyú en el fútbol grande.
Y lo hizo a fines de 1980. Pero caminó mucho y siempre “por derecha” con Mandiyú. Recuerdan sus amigos que nunca faltaba el respeto a nadie. “Es el único dirigente del fútbol argentino que nunca puteó”, recuerda su par Bogdán Popescu, médico y amigo en esta historia deportiva.“El Deportivo” logró 33 títulos en la Liga Correntina, forzó un equipo grande que trascendió la provincia y en 1974 se convierte en el primer equipo correntino en jugar el Torneo Nacional de AFA. Primer capítulo. En mayo de 1988 alcanzó el histórico ascenso a Primera División. Confió en sus pares para armar un grupo de directivos ejemplares y puso en escena a Juan Manuel Guerra confiando la dirección técnica en el “hombre de los ascensos”. Seferian pagaba sueldos adelantados el último día de cada mes. Recordado por sus finanzas siempre activas y en positivo. “Como capitán no iba a pelear los premios, iba a sentarme a hablar y tratar de ver cómo era Don Eduardo. Incluso la primera vez que vino Boca Juniors yo llevaba la voz de mis compañeros y me dice ‘eso es poco, los quiero motivados’ y me duplicó la cifra!. Siempre nos decía ‘yo si puedo y tengo les doy, sino no les prometo nunca’. Así era, simple, solidario y buena persona”, recuerda siempre Oscar Alfredo Urbina, uno de sus soldados en el ascenso y en los cuales recostó Seferian (y el Viejo Guerra) su confianza para mantener unido un plantel ganador.
Dirigentes del fútbol nacional elogiaron el camino de Deportivo Mandiyú, hasta que se resolvió constituir una Sociedad Anónima y comenzó la debacle, deportiva e institucional y que lo tuvo en el ostracismo por más de 15 años. Él ya no estaba y sufrió mucho esos cambios.
El profesionalismo marca épocas y muchos intentarán el camino en la dirigencia deportiva. Pero “Don Seferian” siempre será sinónimo de Mandiyú. Eduardo Seferian será recuerdo de innovación y liderazgo. Seferian será leyenda.